Friday, December 02, 2011

Fulgor de anochecer

Corren las fechas decembrinas, y con ellas las vísperas de navidad y de año nuevo hacen su llegada. Noches mágicas, sin duda; traen consigo nuevas esperanzas, brindan alegría a nuestros hogares, así como también nos dejan sin aliento al experimentar al claro de la luna, del fenomenal espectáculo de fuegos pirotécnicos que se dibujan en el despejado pizarrón negro de la noche.

Brillando como estrellas, los artificieros disfrutan esos momentos como ningún otro presente en escena. Claro, ellos toman la noche y la tornan un número indescriptible. Pero, ellos saben que no lograrían hacer de la noche suya sin la presencia de un travieso pequeñín, chiquito pero picoso, su nombre Estroncio.

Lamentablemente, para el pequeño Estroncio no siempre todo fue fama y gloria, pues mucho tiempo atrás, le costaba mucho que le prestaran atención. El estroncio es un elemento perteneciente al grupo de los metales alcalinotérreos, se encuentra en el 2do grupo, periodo 5 de la tabla periódica de elementos de Mendeliev. Tiene un número atómico de 38 y una masa atómica de 87.62 umas. Estroncio es resistente a temperaturas elevadas su punto de fusión es de 1050 K y su punto de ebullición de 1655 K, a temperatura ambiente es un buen conductor.

Siendo el cuarto de seis hermanos, Estroncio nunca se sintió falto de familia, pero si de atención. A él siempre le ha gustado la acción, las emociones fuertes, las explosiones y ¿por qué no?, llamar la atención. Sin embargo, también es alguien dócil, maleable y dúctil.

Estroncio se sintió muy solito durante muchos años por que el veía como sus hermanos y muchos de sus amigos eran empleados por el hombre para lograr inventar cosas maravillosas y a él nadie lo utilizaba. Él quería brillar, como ningún otro lo había hecho. Pasaba años encerrado en las cuevas, hasta que un día en 1792, el físico-químico Thomas C. Hope lo descubrió al ver un destello rojizo emanando de menas de estroncianita, provenientes del pueblo de Strontian, Escocia y celestita; por lo que si hablara, tendría un acento inglés un tanto incomprensible.

Era un inicio, ¡al fin alguien se había fijado en Estroncio! Pero nadie lograba liberarlo. Pobre Estroncio siguió atrapado en su mena por casi 20 años más, cuando en 1808 el químico inglés Humphry Davy logró aislarlo. ¡Estroncio era feliz! Ya podía acompañar a todos sus hermanos y amigos y marcar su huella en la revolución tecnológica del hombre que acontecía en ese entonces.

Desafortunadamente, poca actividad vio Estroncio en ese periodo, pues el hombre se enfocó más en elementos que ya manejaba hacía más tiempo, metales como el hierro, el manganeso, cobalto y cobre. Y Estroncio nada más podía sentarse a observar mientras le hacían estudios pertinentes. Más, sólo ahora no se sintió, pues durante la Primera Revolución Industrial que acontecía muchos otros elementos fueron descubiertos, y quienes acompañaron a Estroncio en laboratorios alrededor del mundo.

Con el tiempo el hombre se fue fijando en el pequeño Estroncio, observaba que él era bueno limpiando y refinando metales como el zinc, y que podía tomar un papel relevante en la aleación del acero. Auxiliaba en la elaboración de cerámicas, lámparas fluorescentes, pinturas anti corrosivas y medicamentos. Más adelante con la introducción de los rayos X, fue muy útil en la elaboración de placas protectoras a las radiaciones de las televisiones; así como también, sus isótopos benefician en el tratamiento y lucha contra el cáncer. Del mismo modo, el SrO fue empleado, en conjunto con otros metales para formar superconductores. Estroncio también ha cooperado en la construcción de transistores, pantallas, radares, capacitores…

Pero de todas sus nuevas aplicaciones, a Estroncio lo que más le fascina es cuando se eleva por lo más alto del cielo, y segundos después, se adueña de él trazando espectaculares coreografías como pirotecnias. Jamás él se imaginó capaz de realizar algo tan asombroso, tan fascinante y a la vez tan luminoso. Tantas formas, tantos tamaños ¡en cuantas noches! El hombre celebra sus festividades por las noches con fuegos pirotécnicos, fuegos en los que Estroncio toma fama y hace su atracción.

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